“Te dedico este silencio que no es de temor”, leí, ya hace unos años, en un pequeño libro. La frase me quedó colgando una temporada, balanceándose delante de mis ojos, insinuándose, juguetona… Podía saborearla, la notaba dando vueltas dentro de mi boca.
La tenía casi olvidada pero al comenzar esta cuaresma ha saltado de nuevo con fuerza y autonomía sobre mi recuerdo.
“Te dedico este silencio que no es de temor”
La relaciono con este nuevo tiempo que acabamos de abrir. Es mi oración para esta cuaresma. Una cuaresma basada en el silencio, y un silencio nacido de la gratitud, de la expectación, no del temor.
El silencio sana, sosiega y salva. Tres eses enlazadas, formando una espiral; parece nuestro código genético. Sumergirnos en el silencio nos obliga a encontrarnos con nosotras mismas, con las raíces podridas y con la tierra fértil. También hace que seamos más conscientes de nuestra sed, de nuestro deseo de Más.
Estos días quiero ayunar de palabras que no transmiten y de las que sólo viajan con el dolor.
Busco la austeridad del silencio que se posa sobre mi tierra y va recogiendo mis esfuerzos por madurar.
Un camino cuaresmal (y ahora me dirijo a ti, mi buen Dios) en el que la semilla que pusiste en mí no sólo puja por salir sino que además remueve mi tierra.
Te dedico este silencio que no es de temor, Señor. Es mi adoración sincera, mi gratitud perenne porque recibes en ti mi mediocridad y la haces bella. “Soy morena pero hermosa”, dice la muchacha del Cantar.
Hoy, mi buen Dios, estoy de rodillas ante ti, descalza ante tu presencia inmensa que eriza mi piel. Y me quedo en silencio. Un silencio que no es de temor. Es el silencio de la creación ante el inicio de algo nuevo que brota: el día, la luz, o yo.
Monjas Trinitarias de Suesa
20 de febrero de 2008
9 de febrero de 2008
Presentación de LAQUE ES. EL MISTERIO DE DIOS EN EL DISCURSOTEOLÓGICO FEMINISTA
Agradecemos a Ma. Luisa Paret quien hizo un resumen del libro LA QUE ES, de la teóloga Elizabeth Johnson y lo puso en la red, en el sitio: “Mujeres y teología, Madrid, junio 2003. Este libro, por lo que sabemos, aún no ha sido traducido al castellano.
Nosotras, que nos hemos enriquecido con esta reflexión a partir de este texto, porque nos ha dado pistas en nuestras búsquedas personales y de grupo y nos ha provocado interrogantes, como también momentos de gozo, quisimos compartirlo integrándolo en la sección artículos de nuestro blog.
Para animar a otros y otras a leerlo, intentaremos hacer una breve reseña de las temáticas que aborda en los capítulos que ya hemos leído, a lo cual adjuntaremos la reflexión que nos ha suscitado en nuestra última reunión.
El tema central es LA IMAGEN O IMÁGENES que tenemos de DIOS como también el LENGUAJE con el que nos expresamos para referirnos a este Misterio. Se plantea como una cuestión teológica crucial el modo de hablar de Dios en orden a la recuperación de la dignidad y la igualdad humanas de la mujer a fin de construir una comunidad (hombres y mujeres) caracterizada por relaciones de reciprocidad, de amor y de justicia.
* El texto comienza planteando el problema de los modos inadecuados de hablar de Dios, sus consecuencias y simbología. Y presenta este interrogante: ¿porqué no hablar de lo divino con imágenes equivalentes tomadas tanto de la experiencia de las mujeres, de los hombres, como también de la naturaleza?... ¿no se lograría con esto una mayor inclusividad?...
* El punto de partida de la reflexión teológica feminista es la experiencia vivida por las mujeres y desde allí se plantea en qué consiste la ética feminista y por qué las mujeres son imagen de Dios e imagen de Cristo.
* A continuación, en cuanto a la Escritura y la hermenéutica de la de la revelación, se parte del supuesto que los textos bíblicos, en su mayor parte fueron escritos por hombres y para hombres en un contexto de cultura patriarcal. Se plantea la problemática de los conceptos tradicionales de “inspiración” y “revelación” y los nuevos modelos de concebir la revelación y la interpretación liberadora de los textos.
Asimismo, se plantea también la cuestión de la “inerrancia bíblica” y su relación con la “verdad salvífica”; el problema cuando se utiliza un lenguaje monolítico y –en contraposición- la riqueza y variedad del lenguaje de Jesús cuando habla de Dios.
Se presenta a su vez, un análisis de tres símbolos bíblicos muy ricos: ESPÍRITU/SHEKINAH, SABIDURÍA/SOPHIA y MADRE como alternativos al dominante lenguaje patriarcal sobre Dios.
* Se prosigue planteando el tema de la inaprensibilidad de Dios y se recoge desde la tradición judaica y cristiana que, Dios como Dios… es un misterio sin límites, que no puede ser medido, manipulado ni controlado. Y que la revelación no agota ni puede agotar el misterio de Dios. Se citan diversos autores de la tradición cristiana que, de diversas maneras, expresan lo mismo. Hay pluralidad de nombres y polifonía de discursos para referirse al misterio divino.
* Por último, en el capítulo 7 a partir del cual estamos reflexionando y compartiendo, se presenta el ESPÍRITU/SOPHIA en acción como vivificante, renovador, rehabilitador y dador de gracia. Se alude también a las metáforas clásicas y a las metáforas feministas para hablar del Espíritu.
Y una pregunta: ¿qué ha pasado que el Espíritu pasó al olvido?
Por último se presentan tres perspectivas de la teología feminista para hablar de Dios:
- la inmanencia del Dios trascendente
- la pasión divina de la liberación
- y la naturaleza constitutiva de la relación
A continuación presentamos un comentario de la reflexión grupal
La idea del acto creador ocurrido como una vez y terminado no corresponde a la realidad. Este acto se va re-creando a través del tiempo con la colaboración de la humanidad. Observando nuestra realidad, nuestro mundo nos surge la pregunta : ¿qué ha sucedido?, ¿qué está sucediendo actualmente? Vemos destrucción, no hay construcción o re-creación. Destruimos la creación.
Para re-crear es indispensable tomar conciencia de que somos parte de esta creación. La humanidad no somos una especie aparte. Y si somos parte de un todo ¿por qué esta parte tan minúscula (en comparación a los otros seres vivos) tiene poder o la capacidad para destruir? Somos un tejido vivo.
El máximo don que nos ha sido entregado es justamente la posibilidad de decisión (libre albedrío). Y sucede que en vez de re-crear junto al Espíritu, ese don lo usamos para destruir. Resulta inexplicable: ¿qué quiere Dios? ¿por qué nos da esa posibilidad? ¿para qué?
A pesar del pecado y de la destrucción, el Espíritu sigue vivificando “creando, inhabitando, sosteniendo, resistiéndose, recreando, provocando, guiando, liberando, completando”.
Hay oraciones antiguas muy hermosas, que se repiten una y otra vez y que es necesario re-descubrir. Rezamos y pedimos insistentemente para que el Espíritu venga y actúe...pero solo...sin nosotras (os). Nuestra actitud pasiva, ha ido deformando las respuestas: ¿a qué me llama?¿qué debo hacer?.
Olvidamos que el Espíritu “con la mediación de la praxis humana, va lavando lo que está sucio, calentando lo que está frío, enderezando lo que está torcido”.
Olvidamos que “en momentos de renovación, sanación y liberación” es como más intensamente se expresa el poder del Espíritu.
Olvidamos que las transformaciones no son automáticas, son procesos que necesitan del esfuerzo de las personas que trabajan por la justicia y contra el sufrimiento
.La lucha en contra del sexismo, por ejemplo, es una de las múltiples y variadas manifestaciones en que el Espíritu se manifiesta para lograr la anhelada paz e igualdad.
“Cada retazo de renovación que se produzca es un anticipo del Espíritu que transforma la creación en una nueva creación.”
Hay momentos y circunstancias en que aparentemente no caminamos, no avanzamos, no vamos para ningún lado y el sufrimiento continúa presente. Y es ahí donde también actúa el Espíritu: se sigue esperando con certeza que todo será mejor. Esperanza contra toda esperanza:
Nosotras, que nos hemos enriquecido con esta reflexión a partir de este texto, porque nos ha dado pistas en nuestras búsquedas personales y de grupo y nos ha provocado interrogantes, como también momentos de gozo, quisimos compartirlo integrándolo en la sección artículos de nuestro blog.
Para animar a otros y otras a leerlo, intentaremos hacer una breve reseña de las temáticas que aborda en los capítulos que ya hemos leído, a lo cual adjuntaremos la reflexión que nos ha suscitado en nuestra última reunión.
El tema central es LA IMAGEN O IMÁGENES que tenemos de DIOS como también el LENGUAJE con el que nos expresamos para referirnos a este Misterio. Se plantea como una cuestión teológica crucial el modo de hablar de Dios en orden a la recuperación de la dignidad y la igualdad humanas de la mujer a fin de construir una comunidad (hombres y mujeres) caracterizada por relaciones de reciprocidad, de amor y de justicia.
* El texto comienza planteando el problema de los modos inadecuados de hablar de Dios, sus consecuencias y simbología. Y presenta este interrogante: ¿porqué no hablar de lo divino con imágenes equivalentes tomadas tanto de la experiencia de las mujeres, de los hombres, como también de la naturaleza?... ¿no se lograría con esto una mayor inclusividad?...
* El punto de partida de la reflexión teológica feminista es la experiencia vivida por las mujeres y desde allí se plantea en qué consiste la ética feminista y por qué las mujeres son imagen de Dios e imagen de Cristo.
* A continuación, en cuanto a la Escritura y la hermenéutica de la de la revelación, se parte del supuesto que los textos bíblicos, en su mayor parte fueron escritos por hombres y para hombres en un contexto de cultura patriarcal. Se plantea la problemática de los conceptos tradicionales de “inspiración” y “revelación” y los nuevos modelos de concebir la revelación y la interpretación liberadora de los textos.
Asimismo, se plantea también la cuestión de la “inerrancia bíblica” y su relación con la “verdad salvífica”; el problema cuando se utiliza un lenguaje monolítico y –en contraposición- la riqueza y variedad del lenguaje de Jesús cuando habla de Dios.
Se presenta a su vez, un análisis de tres símbolos bíblicos muy ricos: ESPÍRITU/SHEKINAH, SABIDURÍA/SOPHIA y MADRE como alternativos al dominante lenguaje patriarcal sobre Dios.
* Se prosigue planteando el tema de la inaprensibilidad de Dios y se recoge desde la tradición judaica y cristiana que, Dios como Dios… es un misterio sin límites, que no puede ser medido, manipulado ni controlado. Y que la revelación no agota ni puede agotar el misterio de Dios. Se citan diversos autores de la tradición cristiana que, de diversas maneras, expresan lo mismo. Hay pluralidad de nombres y polifonía de discursos para referirse al misterio divino.
* Por último, en el capítulo 7 a partir del cual estamos reflexionando y compartiendo, se presenta el ESPÍRITU/SOPHIA en acción como vivificante, renovador, rehabilitador y dador de gracia. Se alude también a las metáforas clásicas y a las metáforas feministas para hablar del Espíritu.
Y una pregunta: ¿qué ha pasado que el Espíritu pasó al olvido?
Por último se presentan tres perspectivas de la teología feminista para hablar de Dios:
- la inmanencia del Dios trascendente
- la pasión divina de la liberación
- y la naturaleza constitutiva de la relación
A continuación presentamos un comentario de la reflexión grupal
La idea del acto creador ocurrido como una vez y terminado no corresponde a la realidad. Este acto se va re-creando a través del tiempo con la colaboración de la humanidad. Observando nuestra realidad, nuestro mundo nos surge la pregunta : ¿qué ha sucedido?, ¿qué está sucediendo actualmente? Vemos destrucción, no hay construcción o re-creación. Destruimos la creación.
Para re-crear es indispensable tomar conciencia de que somos parte de esta creación. La humanidad no somos una especie aparte. Y si somos parte de un todo ¿por qué esta parte tan minúscula (en comparación a los otros seres vivos) tiene poder o la capacidad para destruir? Somos un tejido vivo.
El máximo don que nos ha sido entregado es justamente la posibilidad de decisión (libre albedrío). Y sucede que en vez de re-crear junto al Espíritu, ese don lo usamos para destruir. Resulta inexplicable: ¿qué quiere Dios? ¿por qué nos da esa posibilidad? ¿para qué?
A pesar del pecado y de la destrucción, el Espíritu sigue vivificando “creando, inhabitando, sosteniendo, resistiéndose, recreando, provocando, guiando, liberando, completando”.
Hay oraciones antiguas muy hermosas, que se repiten una y otra vez y que es necesario re-descubrir. Rezamos y pedimos insistentemente para que el Espíritu venga y actúe...pero solo...sin nosotras (os). Nuestra actitud pasiva, ha ido deformando las respuestas: ¿a qué me llama?¿qué debo hacer?.
Olvidamos que el Espíritu “con la mediación de la praxis humana, va lavando lo que está sucio, calentando lo que está frío, enderezando lo que está torcido”.
Olvidamos que “en momentos de renovación, sanación y liberación” es como más intensamente se expresa el poder del Espíritu.
Olvidamos que las transformaciones no son automáticas, son procesos que necesitan del esfuerzo de las personas que trabajan por la justicia y contra el sufrimiento
.La lucha en contra del sexismo, por ejemplo, es una de las múltiples y variadas manifestaciones en que el Espíritu se manifiesta para lograr la anhelada paz e igualdad.
“Cada retazo de renovación que se produzca es un anticipo del Espíritu que transforma la creación en una nueva creación.”
Hay momentos y circunstancias en que aparentemente no caminamos, no avanzamos, no vamos para ningún lado y el sufrimiento continúa presente. Y es ahí donde también actúa el Espíritu: se sigue esperando con certeza que todo será mejor. Esperanza contra toda esperanza:
“Machaconamente, el Espíritu que habita en el centro de la existencia personal crea un corazón puro, un nuevo espíritu un corazón de carne y compasión en lugar del corazón de piedra (Ez 36,26).
Suyo es el poder de quien se mueve entre los atenazados por el dolor;
suya es la gracia de la conversión;
suya es la luz de la conciencia;
suyo el poder de sacudir nuestras certezas arraigadas e introducir un nuevo pensamiento;
suya la fuerza de fomentar la intranquilidad;
suyo el óleo que conforta;
suyo el vigor que mantiene vivo el fuego de un amor activo.”
(los párrafos en letra cursiva son citas textuales del resumen del libro LA QUE ES)
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