Invitada y acompañada de Diarmuid O’Murchu, junto con la Comunidad pachacutina, emprendimos este viaje aventura de búsqueda, exploración y descubrimiento… A medida que vamos avanzando, paso a paso, con el corazón, más que con el cerebro, se nos abre un horizonte fascinante e insospechado…
Es como un despertar de la conciencia… despertar de un sueño… Nos vamos dando cuenta que SOMOS PARTE Y PARTICIPAMOS en el proceso evolutivo, en un proceso co-creativo de un UNIVERSO UNO. Somos PARTE de un TODO… Participamos del sufrimiento y también de la dicha y creatividad de cada organismo vivo.
Ciencia, teología y espiritualidad se van entrelazando, explorando la sabiduría que despierta y sostiene el impulso creativo de la vida. IMPORTANTE: Estar abiertos, receptivos, a la escucha…
Nos damos cuenta… que la VIDA está sostenida por una ENERGÍA CREATIVA DIVINA, es el PALPITAR DE UN CORAZÓN que late a través del tiempo y la eternidad. Y ese potencial creativo emerge desde el cosmos. “En realidad, Dios no está lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos, como alguno de sus poetas dijeron: “Somos de la raza del mismo Dios”. Hechos 17, 28.
El mundo en su proceso creativo es el escenario de la revelación divina. Intuimos el MISTERIO DE DIOS… Nos llama a descalzarnos, como Moisés ante la zarza ardiente… Misterio que invita al silencio, a la reverencia, a la contemplación… Nos invita a ESCUCHAR el CORAZÓN del cosmos.
Todas las fuerzas de vida participan en esta DANZA CÓSMICA, donde hay energía, movimiento y ritmo, libertad y espontaneidad. El DANZANTE PRINCIPAL es el que da el ritmo e impulsa el movimiento.
Y se expresan en la vibración de la energía creativa. La música es el lenguaje “con voz” de la energía silenciosa. Participando, podemos entender de qué se trata…
Nos damos cuenta… que el universo es SUJETO, en él, todas las fuerzas de vida son interdependientes e interrelacionadas, todas las fuerzas de vida interactúan cooperativamente. Tenemos que aprender a ser amigas, amigos de este universo como sujeto.
Es así que el sentido y la esencia del Dios trinitario cristiano es la RELACIONALIDAD Y LA MUTUALIDAD: DIOS ES AMOR. El universo entero goza de las mismas características y es por eso que la aspiración fundamental de la humanidad es la RELACIÓN, LA COMUNIÓN.