26 de agosto de 2008

Carta de Pedro Casaldáliga a Fernando Lugo



Querido Fernando, querido de verdad por millares y millares de hermanos y hermanas que te estamos acompañando, hace tiempo, en tu generosa opción. Hace muchos días, Fernando, que rezamos contigo y por ti y por tu pueblo tan sufrido.

El Verbo Divino, en el misterio de la Encarnación, se hace palabra humana, ubicada, samaritana, libertadora.

Gracias por tu generosidad histórica, por tu radicalidad evangélica ya comprobada en tus opciones y en tu misión. Confiamos plenamente en tu coherencia, en tu lucidez y en esa opción por el Reino. Por los pobres del Reino, por los/las militantes del Reino, en la Sociedad y en la Iglesia.

Confiamos también en tu voluntad, ya expresada por varios gestos, de asumir Nuestra América en una comunión entre pueblos hermanos y reivindicando, con gratitud histórica, con espíritu ecuménico y ecológico, los derechos de nuestros pobres y de nuestros pueblos aborígenes y la sangre pascal de nuestros mártires.

Tu discurso, al tomar posesión, es una auténtica declaración de principios y un juramento "bautismal" de seguir dándote todo entero, "con un oído al Evangelio y otro oído al Pueblo", como nos pedía el hermano obispo mártir Angelelli.

Seguiremos unidos, en comunión misionera de discípulos seguidores de Jesús de Nazaret, en coherencia personal y social, descalzos de privilegios y ostentaciones, con una invencible esperanza; "esperanzados y esperanzadores", como pedía el otro mártir Ellacuría.

Recibe, hermano, un fuerte abrazo, en la Paz subversiva del Evangelio y en la incansable caminada del Pueblo Guaraní hacia la Tierra sin Males.

Pedro Casaldáliga,
Obispo emérito de São Félix do Araguaia, MT, Brasil
En: www.servicioskoinonia.org/casaldaliga

25 de agosto de 2008

Del discurso del nuevo Presidente del Paraguay, FERNANDO LUGO




“La vida de este humilde paraguayo de un bello rincón del Sur tiene en la fe una contribución muy importante.

En este instante me parece importante rescatar el paisaje social que me inspiró un día al sacerdocio en los albores de una Iglesia nueva que se comprometía a calzar esas sandalias que caminan con las tribulaciones y alegrías de la gente.

Al mismo tiempo de optar por el ejercicio pastoral opté preferentemente por aquellos que la historia había arrojado en los marginales escenarios de la exclusión y la miseria.

Cuando encontré la palabra de Boff y de Gutiérrez, entre otros, percibí claramente que era esa la Iglesia destinada a nutrir de esperanza activa a seres hermanos y humanos sumidos en el discurso opresor de tantas dictaduras que marcaron la historia de nuestra Patria Americana.

Por eso estuve allí, por ellos estoy aquí y por esto mismo este laico eternamente agradecido con su Madre Iglesia permanecerá aferrado a su fe solidaria hasta el fin de su humilde historia”.

24 de agosto de 2008

Una buena noticia para los pueblos de América Latina



FERNANDO LUGO, DE OBISPO A PRESIDENTE
Juan José Tamayo

“….Ahora es Fernando Lugo, ex obispo de San Pedro, una de las regiones más pobres de Paraguay, quien accede a la presidencia de la República tras su triunfo electoral en abril de 2008. Hasta llegar aquí, su trayectoria ha estado marcada por la inserción en el mundo de la exclusión, teniendo como guía religiosa la teología de la liberación, como referente social las Ligas Agrarias de su país, como horizonte ético la opción por los pobres y como vía de conocimiento de la realidad las ciencias sociales. Un importante aval es su larga experiencia en el compromiso con los pobres y con los movimientos sociales, primero como maestro de escuela en un lugar marginal de su país, luego como misionero en una de las zonas más depauperadas de Ecuador, después como estudiante de sociología en Roma, y finalmente como obispo en la diócesis de San Pedro, donde mostró su apoyo a las luchas de los campesinos sin tierra en una época de fuertes conflictos.

Hace tres años renunció al episcopado para dedicarse a la política, y el Vaticano le suspendió a divinis. Como candidato a la presidencia al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio logró derrotar al Partido Colorado, que llevaba más de sesenta años en el poder. Tras su triunfo resumía así su programa de gobierno: "A partir de hoy, mi gran catedral será todo mi país. Hasta ahora estuve en una catedral enseñando, compartiendo, sufriendo, construyendo. Hoy me pongo a disposición de todos los ciudadanos de Paraguay para construir desde la política esa nación que nos merecemos todos los paraguayos, una nación más justa y fraterna, reconciliada, donde la justicia no sólo sea un objeto de lujo para algunas personas, sino para todos y todas por igual".
Para ello ha tenido que caer, según sus propias palabras, en una herejía, la de seguir a Jesús, que parece incompatible con el ejercicio del poder. Lugo reconoce que muchas veces los políticos usurpan el poder o se aferran compulsivamente a él y cree que el poder es un proceso de construcción ideológica. Pero él ha optado por construirlo desde abajo, a partir de la realidad sangrante, desafiante de miseria, pobreza y exclusión en que viven los pueblos de América Latina”.

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