30 de octubre de 2010

DEJAR A DIOS SER DIOS

Imágenes de la divinidad
Carlos Vallés

Algunos comentarios.

* Hay una identificación con las historias que cuenta el autor. Son tan reales, tan naturales, tan terrenas, tan domésticas, tan alejadas de lo “sobrenatural” (que a veces confundimos con lo mágico) que compruebo mi proceso, también estoy en movimiento, también estoy caminando, y qué alegría saber que la distancia en el tiempo y el espacio nos hermana en la experiencia de caminantes. Esto me llena de gozo: somos más.

* De la perplejidad que causa la manifestación divina se pasa a la admiración, al agradecimiento por poder “ver” a Dios y sentirlo. Y, luego, tal vez como consecuencia de lo anterior, y, de manera muy personal, sentirme amada por Dios, un gozo difícil de explicar pero muy delicioso de experimentar.

* La manera como el autor evidencia nuestra manipulación de Dios me causa mucha risa. Hay situaciones francamente divertidas. Claramente me siento reflejada en muchas de ellas y me hace descubrir la cantidad de veces en que he estado en la misma situación. Y creo compartir la sensación de “rendirme” ante las evidencias, o sea, ante Dios.

* El Dios o la Divinidad que muestra el autor es un Dios o una Divinidad divertida, irónica, juguetona, muy lejos de la imagen del Dios juez, castigador, serio, severo, etc. Es una Divinidad alegre…y nos enseña de esa forma ¡qué alegría!

* En este Dios me dejo llevar o, mejor dicho, quiero dejarme llevar…aunque me cuesta, la tentación de endiosarme, o sea, hacer un dios a mi manera y no permitir que Dios sea Dios como Él /Ella quiere ser, es constante.

Lina Tudela


Yo me quedo con dos conceptos principales:

* No podemos manipular a Dios: es decir, del “pedid y recibiréis” ofrecido por Jesús, podemos pasar fácilmente a la manipulación de Dios buscando que nos de todo lo que queremos. Es un poco como la actitud del niño chico que cree que con llorar y tener pataletas o con prometer y volver a prometer que va a ser buenito cree que puede conseguirlo todo de sus padres. Dios es mucho más grande que todo eso y no puede ser manipulado a nuestro antojo. Creer que podemos meternos a Dios en el bolsillo a punta de oraciones y sacrificios es, creo yo, una herejía.

* El Dios “tapaagujeros”: me parece una expresión muy graciosa que encierra una actitud muy corriente, que es creer que Dios está sólo para solucionar aquellas cosas que se escapan totalmente a nuestro control. Es acordarse de Dios sólo cuando las cosas van mal... El peligro es que mientras más cómodas estamos o mientras más sanas estemos, menos nos acordamos de Dios.

Corina Varela

DIOS ES DIFERENTE: Este capítulo final me ha interpelado particularmente.
Jesús ha de marcharse para que venga el Espíritu y los discípulos han de abrirse a una nueva idea de Dios, han de superar la imagen única que hasta ahora han tenido. Dios ha de marcharse para que venga Dios. Este proceso de entrar y salir le pertenece a Dios, no al hombre. Es preciso vivir alerta con las ventanas abiertas para que entre el Espíritu cuando quiera... y abiertas para que se marche cuando quiera.
No hay que temer el cambio, pero es necesario prepararse con humildad, generosidad y valentía.. Es doble nuestra responsabilidad ante el cambio. Por un lado la grata obligación de conocer a Dios mejor, que es la razón de nuestra existencia. Y por otro lado, el deber permanente de ayudar a otros que entiendan mejor a Dios. Esto nos lleva a conocer más aspectos de Dios a fin de proponer el más adecuado a cada persona y a cada situación.

Adriana Oyarzún

29 de octubre de 2010

HACE UNOS MESES...

Hace unos meses terminamos de leer y gozar el libro Dejar a Dios ser Dios de Carlos Vallés.

Nos ayudó muchísimo porque, entre otras cosas, el pasado terremoto de alguna manera también nos movió algo más que el piso. Entre nosotras ha habido cambios no sólo internos, Encarna se cambió de hogar, Corina ha viajado mucho, Carmen ha debido cuidar a su marido que continúa enfermo, Adriana cuidando a su mamá y preocupada por su cuñado que también está muy enfermo, Clarita con sus múltiples actividades, también ha viajado y ha pasado dolores fuertes por perder a tres hermanas de comunidad, Anne Marie que se enfermó y viajó a su tierra, Francia, a tomar otros aires y volver más repuesta para enfrentar su trabajo en la población y, entre otras cosas, enseñar a niños con dificultades, etc.
Nos ha costado este período pero siempre nos decíamos…”hay que dejar a Dios ser Dios” y bueno, en eso estamos.
Con mucha alegría queremos compartir estas pequeñas notas que nos surgieron después de la lectura y comentario de este libro que merece ser leído de cuando en cuando.

También les contamos que hace un tiempo empezamos a desmenuzar otro libro. Ahora estamos metidas en: Ser mujer en la Iglesia. Memorias espirituales, de Joan Chittister, osb.
Queremos compartir muchas ideas y experiencias.
Lina Tudela