8 de septiembre de 2008

ACTITUDES DE JESÚS ANTE LA MUJER Y EL VARÓN

(Continuación)
II

2) Interacción con el varón

+ Discusión sobre superioridad

La vanidad y superioridad son como el pan de cada día; cada persona aspira a superar a los demás, a tener “éxito”. Entre las amistades del Maestro de Nazaret hubo personas vanidosas. Un caso es la discusión sobre quién de ellos tenía superioridad sobre los demás (Lc 9:46-48). Con lástima y tal vez sentido de humor y picardía, Jesús les pregunta: ¿qué han estado discutiendo? (Mc 9:33). ¡Esta pregunta los pone contra la pared! Les obliga a sacar a luz sus mezquindades. El Maestro indica que la persona más pequeña es la más importante. En efecto, estrecha a un niño en sus brazos (Mc 9:36), se asemeja El a un niño, y enseña que allí (de manera paradojal) está la grandeza.
Jesús no actúa como jefe que distribuye privilegios; ni asume los criterios de superior/inferior. Por el contrario, deja a la gente boca-abierta cuando muestra predilección por niños y niñas. Esto, en la sociedad judía, era inaudito. El mayor valor era atribuido a personas mayores y no a niños, a varones y no a mujeres. Jesús no tolera tales discriminaciones. Además, propone otro orden de vida; debido al amor preferencial de Dios por los/las últimas. No se trata pues de una escena sentimental de emoción hacia pequeños (lo que también existe). Más bien, ante un estéril debate entre discípulos, Jesús comunica algo fundamental de cómo es Dios y su Reino, y consecuentemente cómo deben ser las personas creyentes y discípulas; y allí mismo presenta al niño/a como portador de esas verdades.

+ Varón servicial.

Con su crítica profética, Jesús confronta la jerarquía política, los gobernantes totalitarios, los poderosos que oprimen. Esto lo dice al encarar el arribismo de algunos de sus colaboradores, y la indignación de otros hacia quienes piden privilegios al Señor. Según anota Lc, discuten quién es el mayor (22:24-7). Ante eso, Jesús les advierte que no actúen como dichos grandes señores. Por el contrario, que el grande sea el servidor, que el primero sea esclavo de los demás. La crítica al arribista resulta graciosa.
El Maestro tuvo colaboradores que peleaban entre sí. En este caso fue una disputa sobre la preeminencia, sobre el primer lugar en la Gloria (Mt y Mc); o bien discutían quien era el más importante (versión de Lc). En cualquier caso, Jesús no los reprende directamente por sus discusiones. Les plantea algo más de fondo. Les hace ver la injusticia jerarquizada en el mundo. A continuación les enseña como deben comportarse entre ellos. La persona discípula del Señor tiene que ser servidor, pequeño. El modelo es el mismo Señor. El Hijo del Hombre es servidor y hasta da su vida (Mc y Mt). Este es el punto principal de la enseñanza evangélica.

+ Pequeñez y grandeza

Se plantea la contraposición entre grande-pequeño. Paradojalmente, lo pequeño es mayor que lo grande. (Lc 7:28). La persona menor en el Reino es mayor que el Bautista. Quiere decir que la condición en el Reino sobrepasa totalmente cualquier condición humana. Porque el más pequeño allí, es mayor que el tan elogiado Juan. Este juego de imágenes entre mayor y menor es divertido. Un factor que puede haber afectado este dicho es la tensión entre seguidores de Juan y seguidores de Jesús; los últimos pueden haber usado este dicho contra los que exaltaban al Bautista.

+ Dar todo y ser discípulo

Un rico le dice: Maestro bueno. Jesús (en lugar de responderle cortésmente) le interpela: no me llames bueno, sólo Dios es bueno. Una respuesta anti-sacralizadora e imprevista, que se contrapone al tono respetuoso y cariñoso con que habla el rico. Luego el rico habla de modo solemne y subjetivo: qué hago para entrar a la vida eterna? Ante esto, Jesús habla en otro plano (hace memoria de los mandamientos objetivos); ocurre pues otra incongruencia. Mansamente el rico dice que ha cumplido la Ley. Jesús ahora sí le mira amorosamente; pero, una vez más cambia de plano, y dice: una cosa es importante, dar todo al pobre; ven a ser mi discípulo. La conclusión no es un “happy ending”; el rico se va triste (Mc 10:17-22).
La temática principal es la relación con el pobre, como eje del comportamiento del creyente, y como condición para el seguimiento de Jesús. Para el transfondo legalista, que rodeaba a Jesús, sería escandaloso la no concentración en la Ley; por otra pare, para la multitud de gente sencilla que acudía a Jesús, sería una Buena Noticia la preferencia por el pobre. Es curioso el recuerdo selectivo de los mandamientos. En vez de subrayar lo principal: amar a Dios y al prójimo, los textos hacen memoria de las normas llamadas morales: no matar, no robar, etc. Aunque el dialogo es cortante y con posturas incongruentes, hay algunos elementos de aprecio mutuo. El rico trata a Jesús como Maestro bueno y se arrodilla ante él. Jesús en un momento le mira cariñosamente (Mc 10:21). Vale tener presente que se trata de alguien importante y con muchos bienes (Lc 18:18,23; Mt 19:22; Mc 10:22); hay sólo una mención que era joven (Mt 19:16). Otro aspecto que deseo subrayar es la postura auto-centrada del rico piadoso; su preocupación es como cumplir él individualmente la Ley y ganar la vida eterna. La postura de Jesús es radicalmente distinta: regalar todo lo que uno tiene al pobre, es decir, la solidaridad y encuentro con el otro, y, luego el seguimiento a Jesús, el encuentro con el Otro.

+ Hombre misericordioso

Ante las críticas al modo como el Maestro habla del Dios misericordioso y festivo, la parábola muestra no sólo al padre de familia que acoge al hijo pecador, sino también y sobretodo interpela a quienes son como el intolerante y auto-justificado hijo mayor.
La parábola del hijo pródigo (Lc 15:11-32) tiene tres personajes principales: el padre bondadoso y festivo. El otro personaje importante es el hijo mayor, que resulta siendo más malvado que el hijo menor que malgastó la herencia de su padre. La parábola termina siendo una crítica a dicho hijo mayor incapaz de perdonar como lo hace su padre; y -en referencia a auto-suficientes e incrédulos oyentes de la parábola- también incapaz de comprender el Perdón Divino. El otro personaje, es el hijo menor que estaba perdido, ha sido hallado y es beneficiario de la salvación.
Si nos colocamos, imaginativamente, en el escenario de la familia del hacendado, impresiona el contraste entre quien ni comía restos de alimentos de chanchos, por un lado, y el festejo con el novillo más gordito y sabroso. Otro gran contraste se da entre la irritación del hijo auto-suficiente y el inmenso gozo del hijo perdonado y festejado. También sorprende que el hijo menor -contra las costumbres legales de su tiempo- exige su propiedad y dispone de inmediato de ella; esto contrasta con la norma del perdón irrestricto del padre (a su vez distinta a costumbres de tantas personas). Se trata pues de un relato lleno de sorpresas y aparentes incoherencias

3) Una conclusión abierta

Jesús ha tenido un comportamiento ejemplar con respecto a la mujer, y también ha replanteado el rol del varón. El seguimiento del Maestro conlleva ser mujeres y varones nuevos. Al participar en la comunidad del Resucitado ya no hay ni esclavo ni libre, ni uno es varón por negar lo femenino, ni es inculcado un esquema sacrificial que perjudica a la mujer y nos deshumaniza a los varones. El esquema sacrificial reduce a la mujer a una entidad abnegada, que vive sólo para hacer feliz a los demás.
Más bien se trata de contribuir a la comunidad de hombres y mujeres salvados/as por el Señor. No cabe pues una superioridad seudo masculina que suele usar el argumento que la mujer es frágil y colaboradora, y que el hombre es fuerte y esta al mando de todo.
Voy terminando. Un modo como los varones sustentan un mundo androcéntrico es mediante el “marianismo”. Ésta ideología -piadosa y nefasta- exalta la abnegación de la mujer para que siga subordinada al varón. María es exaltada por su abnegada sumisión. Vale entonces retomar los pasajes bíblicos sobre Maria en que es discípula y profetisa.
Al respecto, la V Conferencia en Aparecida nos da luces: “En una época de marcado machismo, la practica de Jesús fue decisiva para significar la dignidad de la mujer y su valor indiscutible: habló con ellas (cf Jn 4:27) tuvo singular misericordia con las pecadoras (cf. Lc 7:36-50, Jn 8:11), las curó (cf. Mc 5:25-34) las reivindicó en su dignidad (cf. Jn 8:1-11), las eligió como primeros testigos de su resurrección (cf. Mt 28:9-10) e incorporó mujeres al grupo de personas que le eran más cercanas (cf. Lc 8:1-3). La figura de María, discípula por excelencia entre discípulos, es fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor en la Iglesia. El canto del Magnificat muestra a María como mujer capaz de comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante ella” (Aparecida # 451).
Ojalá como Iglesia sigamos esta ruta de María en el Magnificat, y sobretodo seamos fieles al comportamiento de Jesús ante la mujer y ante el varón.

Diego Irarrazaval.

Taller: Cristología en la Teología Latinoamericana
30 de Agosto, 2008 Santiago – Chile